Factura de crédito electrónica el fin de la asimetría financiera

En Argentina el 90% de las empresas son pymes: una enorme cantidad de ellas son proveedoras de grandes empresas. Sin dudas, son las que históricamente sufren del estiramiento de los plazos de pago, lo que perjudica sus finanzas, sus posibilidades de invertir, de crecer y de trabajar en el día a día.

En calidad de proveedores, las pequeñas empresas se convierten en agentes financieros de quienes tienen mayor capacidad económica, mientras que el retraso de los cobros atenta contra la planificación de la producción, la estabilidad del personal y la calidad del servicio, entre otros inconvenientes.

Resulta necesario reducir la incertidumbre en el pago de las obligaciones comerciales a favor de las pymes, para que éstas puedan recomponer su capital de trabajo en plazos razonables.

En toda economía desarrollada existen mercados de capitales de envergadura que acompañan y estimulan el crecimiento económico, ya que el proceso de formación del capital requiere de la interdependencia entre el ahorro y la inversión y es allí donde el mercado de capitales desempeña su función esencial.

Para atacar esta problemática el gobierno nacional lanzó la Factura de Crédito Electrónica. Con esta herramienta de financiación, las pymes podrán facturar dentro del mes de entregada la mercadería o el servicio y la gran empresa tendrá, a partir de la notificación de la AFIP, hasta 30 días para rechazar, cancelar o aceptar la factura.

De esta manera, la empresa tendrá una fecha cierta de pago y podrá decidir si espera al vencimiento o la descuenta, tanto en el sistema financiero como en el mercado de capitales. La pyme contará con más información cuando un cliente le pida un presupuesto y sabrá cuál es su costo financiero, en función del plazo de pago y de quién sea su cliente.

Además, las pymes y grandes empresas que reciban factura de crédito electrónica podrán generar un historial de cumplimiento de deudas comerciales, lo que les posibilitará el acceso a financiamiento a mejores tasas.

Es así como las pymes pueden transformar su crédito comercial en crédito financiero, ya que, a partir de ahora, tendrán la opción de hacer efectivo el monto de sus facturas y con ello podrán contar con mayor flexibilidad en los plazos para obtener liquidez.

El régimen de factura de crédito electrónica o factoring como se lo conoce comúnmente, se realiza hace años, con diferentes modalidades, en otros países de la región. En Chile, por ejemplo, a 10 años de su implementación ya representa el 10% del PBI.

A partir de marzo pasado, el régimen comenzó a regir para la industria automotriz permitiendo que las empresas proveedoras del sector decidan cómo y con quién cobrar sus facturas.

La inclusión de los distintos sectores se encuentra en un cronograma en la web de AFIP para la consulta de todos, ya que la implementación será gradual, por actividad económica, a lo largo del año. Actualmente estamos capacitando, a los distintos sectores, sobre el uso de la factura de crédito.

Este es un ejemplo de una política de estado que viene a potenciar las posibilidades del financiamiento para las pymes, y busca resolver la asimetría financiera que existe cuando las MiPyMEs venden a crédito, dándoles la posibilidad de reducir el costo de financiamiento y ampliar su acceso al mercado de capitales, al estar prevista la negociación de la mayoría de los títulos de crédito del régimen que se propone.

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